Quien conozca a Alei Ortiz puede dar fe de su energía sin fin y su amor por la vida en general. ¡Una característica realmente contagiosa, la energía de Alei se le pega a quienes la rodean, ya que no solo es una inspiración para querer hacerlo todo, sino también para realmente lograr hacerlo todo! Ella lleva al caballo de paso en su sangre gracias a su participación sobresaliente en la raza.
Desde el entrenamiento, la crianza, el juzgamiento y la administración de una asociación regional, Alei continuamente esta inmersa en la promoción y educación de la raza del paso fino en Estados Unido. Por medio de su entrevista con Perfiles del Paso Fino, Alei Ortiz expresó su agradecimiento a muchos por guiarla y apoyarla mientras se ha convertido en la profesional del paso fino que es hoy; un camino del cual ha disfrutado en todo momento.
PPF: Hola Alei, muchas gracias por tomar el tiempo de entrevistarse con Perfiles del Paso Fino.
AO: Hola Maritza.
PPF: Primero, para quienes no la conocen, cuénteme un poco sobre su origen con los caballos por favor.
AO: Bueno, pues nací en Miami, Florida y cuando tenía aproximadamente 11 o 12 años, quise un caballo y mi papá me lo compró. Realmente no estábamos los suficientemente estables en cuestiones financieras para tener un caballo en ese momento, entonces se lo escondimos a mi mamá por unos 6 meses. Con el pasar del tiempo, mis padres ya estaban en mejor condición financiera y llegó el momento que me compró una yegua de competencia cuando yo tenía 16 años. Me preguntó si quería la yegua de competencia o un carro que me gustaba y yo le contesté que quería la yegua, entonces manejaba un Maverick destartalado que botaba liquido de dirección asistida por el frente y me dejaba botada en todas partes sin carro. Es algo que jamás cambiaría, lo haría todo de nuevo.
PPF: ¿En serio?
AO: Oh, sí. Entonces, estudié en Miami, hice 4 años de universidad y mi pasión por los caballos era tanta que nunca regresé a estudiar. Empecé a dar clases de equitación. En ese entonces trabajaba con el papá de Ernie Sanz, Ernesto Sanz. En Miami, comencé a dar clases de equitación cuando tenía como 18 años.
PPF: ¿Entonces empezó a competir desde los 16 años?
AO: Menor que eso, empecé a montar cuando tenía como 13. Sí, 13 años.
PPF: ¿Bueno y ya dando clases de equitación, como pasó de ahí a convertirse en entrenadora profesional?
AO: Maritza, caí en cuenta que quería ser entrenadora algunos años después de dar clases de equitación. Simplemente era mi pasión y no quería seguir estudiando, solamente quería estar con caballos y comencé a entrenar en Miami. Luego me casé con Juan Carlos Iriarte cuando tenía 22 años y me mudé para Carolina del Norte. Eso era todo lo que hacíamos allá, dar un entrenamiento profesional para clientes. Y he pasado el resto de mi vida entrenando caballos. En 1995, uno de mis clientes de entrenamiento en Carolina del Norte decidió comprar un reproductor famoso y así conocí a Edgar, porque su hermano, Jairo, era el dueño de Nevado, padre de Profeta. Ese negocio se demoró muchos meses y tuve que llamar a Edgar con millones de preguntas todo el tiempo. Él dice que yo solo buscaba pretextos para llamarlo, pero yo le preguntaba cuántas yeguas había preñado este año y cuántas yeguas había preñado otro año y así fue como Edgar y yo nos unimos. Eventualmente, en 1996, vine a la Florida con Edgar y tenía mucho miedo. Me sentía un poco intimidada porque me estaba yendo muy bien en Carolina del Norte y sentí que venía a Ocala, Florida donde estaban los mejores entrenadores masculinos y eso me dio un poco de miedo. Yo pensaba ‘qué tal que no me vaya bien allá, qué tal que no logre sobrevivir como mujer no solo en un mundo de hombres, sino en un mundo donde eran los mejores entrenadores’. Así que me sentía un poco intimidada al comienzo, pero la vida continuó y todo funcionó maravillosamente.
PPF: ¿Entonces en qué año comenzaron United Paso Fino?
AO: Edgar ya había comenzado United Paso Fino antes de conocernos. Incorporó a United en 1991 y nosotros nos unimos en 1996.
PPF: ¿Cuál ha sido su mayor logro en la pista?
AO: Creo que mi mayor logro ha sido en la categoría de Performance, definitivamente. Haber podido montar yeguas como La Maraquita, La Sota, Olimpia de la Jota, Castañuela… han sido tantas yeguas como estas y lo he amado. ¡Lo amo! Todas se llegaron a ser campeonas y grandes campeonas nacionales. Duende, ese fue el primer campeonato nacional en mi vida, fue en 1989 con el Duende. Él era un caballo entero de Performance. Así que sin lugar a duda, mis mayores logros han sido en la categoría de Performance con todos estos maravillosos ejemplares.
PPF: Yo amo el Performance.
AO: Sí, aún hoy en día lo sigo amando. Esas yeguas y esos caballos estupendos tenían toda la energía y el brío. A ratos eran un poco complicados por eso mismo, pero la adrenalina de montar caballos de Performance y lograr ponerlos en corto, largo y a caminar era muy divertido.
PPF: Claro
PPF: ¿Cual diría que ha sido su mayor reto?
AO: Mi mayor reto definitivamente fue una de esas yeguas, Sota de Copas. Me siento muy orgullosa de ella porque hace 2 años fue la yegua de cría #1 en los Estados Unidos. El año pasado fue la #2 y ahora supe que este año de nuevo es la #2. Esa yegua vino de Colombia y siempre ha sido una yegua suave, todavía la tenemos aquí. Le pertenece a Maureen Walsh, de Conneticut. Pero el brío de esa yegua la hacía estresar y cuando se estresaba se trochaba. Era difícil, muy difícil, nunca peligrosa, pero era muy difícil lograr que hiciera lo que necesitaba que hiciera para llegar a ser campeona. Era complicada. Recuerdo un año en Memphis, Tennessee me tuve que excusar de mi clase en Memphis. La montaba 2 y 3 veces en el día, ya conocía a todo el personal de mantenimiento del parque de tanto que la montaba intentando hacerla caminar. Nunca fue ruda, solo tenía mucha energía y para que ella pudiera trabajar a su mayor nivel, tenía que relajarse y eso era muy difícil para ella. Durante un buen tiempo, Sota era la yegua que mas ganaba en la categoría profesional. Creo que ahora su hija, La Misión, entrenada por Jorge y propiedad de Steve White desde que la yegua tenía 3 años, pudo haberla alcanzado y tal vez sobrepasado los logros de su madre, La Sota. Definitivamente, ella fue mi mayor logro y también Maraquita La Rosa III. Davis Love la compró para su hija, Lexie. Y realmente sentí en mi corazón, cuando ella sacó tercer puesto en el gran campeonato de paso fino en Perry, le dije a Davis que yo creía que ella podía ser una de las mejores yeguas de Performance de todos los tiempos. ¡Y así fue! Lexie llegó a ser gran campeona nacional 6 veces consecutivas en la categoría de amateur. Así que esas dos yeguas fueron mis mayores logros.
PPF: O sea que Sota fue su mayor logro y también su mayor reto.
AO: Sí, ella fue mi mayor reto y logro, definitivamente. Por encima de todo, ella fue mi mayor reto. Yo pensaba que no lo iba a lograr, que no íbamos a poder hacerlo, pero tras horas y horas de caminarla y tenerle paciencia y simplemente tratarla muy suave porque cualquier cosa la alborotaba y calentaba. Ella fue mi mayor reto y uno de mis mayores logros. Y Maraquita fue un logro gigante con Lexie.
PPF: Lo recuerdo.
PPF: ¿Quiénes han sido sus mayores influencias o maestros?
AO: Mis mayores influencias han sido Alvaro Iriarte, Pat y Cesé Figueroa, Jaime y Javier Suarez me ayudaron mucho el año que gané mi primer título nacional en 1989, tanta gente, ¿no? Tanta gente en nuestras vidas. David Castro, definitivamente! En 1989, ese caballo en particular, Duende, quien fue comprado por Steve White. Yo se lo entrenaba a Steve y ese caballo no caminaba por nada del mundo. Era terrible la situación. Y David me ayudó tanto diciéndome como debía trabajarlo. Regresé a mi casa en Carolina del Norte después de una competencia en Alabama donde David me ayudó tanto y cuando llegué a casa, seguí todas sus instrucciones durante un par de meses y luego Jaime Suarez y Javier Suarez me ayudaron también. Definitivamente, David, Alvaro, Pat y Cesé, Carmen Cepero… ella fue quien me enseñó a montar cuando empecé en equitación cuando era niña. ¡Y Edgar! Edgar, sí. Él ha estado conmigo en cada momento. Recuerdo que yo quemaba a mis caballos al entrenarlos demasiado en la pista el día antes de la competencia. Él me decía ‘Alei, si no se asustan, no los queme en la pista para que cuando entren estén contentos’ y eso lo implementé al pie de la letra. Sirvió con Maraquita, había algunos a los que no les funcionaba como a La Sota, pero hubo varios caballos en mi vida, como Exquisita de LM, una de las yeguas finas más ganadoras en categoría de amateur, y ese consejo me ayudó mucho. Edgar me ayudó mucho y me respaldó al 100%. Cuando no me funcionaba un freno a última hora, un par de días antes de la competencia, él me daba un freno para probar y siempre funcionaba. Así que no pude haber hecho todo lo que hice sin él. Definitivamente.
PPF: ¿Cuál es la muestra de afecto más significativa que ha recibido de un caballo?
AO: Creo que el caballo que me ha demostrado un mayor afecto que todos los demás ha sido fue mi yegua fina, Reina. Edgar me la compró cuando ella tenía 4 años. Fue como cuando mi papá me preguntó si quería un caballo o un carro. En ese momento Edgar y yo íbamos a construir una casa y él me preguntó si quería la casa o la potranca y yo le dije que la potranca. Recuerdo que le daba galleticas todos los días, le tenía un cubo para limpiarle el establo todo el día a pesar de que los muchachos le limpiaban, ella para mí era… ay, Dios mío. Tenía tendencia al cólico entonces yo la consentía mucho y la cuidaba siempre, de manera sobre especial porque cuido mucho a todos mis caballos. Y era gracioso porque cuando teníamos visita en la finca anterior para salir a almorzar o cenar, yo llegaba y parqueaba mi carro al frente y me ocupaba, pero cuando ella me veía que me subía al carro, me relinchaba como diciendo ‘a donde va sin darme mi almuerzo’. Así es que yo creo que ella ha sido la que más afecto me ha demostrado. Yo creo que ella sabía cuánto yo la amaba.
PPF: Eso era conexión porque el afecto era mutuo.
AO: Oh sí, a ella solo le faltaba hablar. Hacía todo menos hablar. Cuando ella estaba afuera jugando, yo la llamaba y ella venía corriendo. Me hacía reír porque no era una yegua que se veía muy expresiva, se veía muy indiferente en el establo, pero conmigo sí reaccionaba. Para mí sí. Me daba risa verla tan seria en el establo, pero luego ciertas cosas que hacía para mí me daban risa porque veía cuánto ella me quería.
PPF: Alei, ser juez debe ser una tarea muy retadora. ¿Qué la inspiró para tomar ese camino y qué la hace ser la juez que es hoy en día?
AO: Maritza, yo creo firmemente que los jueces son el éxito de las competencias. Sea un evento de 80 caballos o uno de 300 caballos, si la mayoría de los miembros – aunque recordemos que es imposible que todo el mundo esté feliz – pero cuando la mayoría de los miembros están felices, eso muestra el éxito de la competencia. No importa donde se hace el evento o cuantos caballos hay inscritos, yo creo que nuestros jueces son quienes ayudan a llevar nuestra raza a otro nivel. Y pues yo quería formar parte de eso. Quería ofrecer algo de mí hacia ese fin, donde la gente pudiera respetarme como juez y me consideraran como una persona conocedora que pudiera marcar una diferencia en el mundo del juzgamiento.
PPF: ¿Quién cree que ha sido la persona más influyente para usted?
AO: Mi papá, quien me compró mi primer caballo y me respaldó durante toda su vida y Edgar, mi esposo.
PPF: ¿Alei, cual es el aspecto más importante de su trabajo?
AO: Maritza, creo que el aspecto mas importante es la paciencia porque Edgar y yo creemos firmemente que los caballos merecen respeto, buen trato, no ser afanados y eso a veces resulta ser muy difícil. Esperar, esperar y esperar a que ellos finalmente hagan lo que nosotros queremos, que es la meta completa en cada uno de los caballos. A veces la paciencia es muy difícil, pero definitivamente pienso que la paciencia, el amor y el cuidado de ellos es lo que mas buscamos en lo que hacemos a diario en nuestra profesión.
PPF: ¿Qué es lo que más le gusta de los caballos?
AO: ¡Wow, me gustan tantas cosas! Es asombroso como estos animales tan grandes crean vínculos con nosotros, como son de inteligentes, simplemente son animales increíbles. Me parece asombroso cuando uno esta montando los ejemplares de tanto brio, como los puede bajar totalmente y luego volverlos a subir al máximo. Creo que la raza del Paso Fino es única por su nivel de energía. Por eso es tan sorprendente para mí ver como aprenden a manejar esa energía en la pista de competencia. Sabemos que unos tardan más que otros, pero definitivamente para mí, eso es lo más extraordinario. Estos caballos que tienen tanta energía, uno logra ponerlos para que los exhiban jinetes jóvenes. Fuera de eso, a veces uno puede sacar a grandes campeones a cabalgatear, trotarlo si queremos y luego volverlos a subir al máximo para una competencia. Ese nivel de brío en nuestro caballo de Paso Fino es asombroso.
PPF: ¿Qué es lo que más quiere que la gente sepa o recuerde de usted?
AO: Maritza, quisiera que la gente me recordara como una persona que (ojalá) haya marcado una diferencia en la raza. Que me recuerden por haber vivido mi vida entera con una gran pasión por el caballo de paso fino. También quiero que me recuerden como una persona de la cual dirían “Alei llevó mucha felicidad con caballos a mucha gente.
AO: No dudo que sea así.
PPF: Eso es lo que yo quisiera.
PPF: ¿Que palabra mejor representaría su trabajo?
AO: Adrenalina. ¡Adrenalina del caballo y adrenalina de mí! Definitivamente y con mucha ventaja, esa palabra podría representarme mejor que cualquier otra. Yo amo lo que hago… durante un sinfín de horas, no me siento cansada. Simplemente es adrenalina la que me mantiene dándole todo el tiempo. Aparte esta la adrenalina que recibo de los caballos. Entonces, yo pienso que mi vida entera está llena de adrenalina. ¡Con todo! Con los caballos, con la asociación, con las crías que nos nacen… Nosotros amamos eso. Edgar y yo somos encantados criando. Hay adrenalina en todo lo que hacemos con estos animales porque eso es lo que ellos también nos dan a nosotros.
PPF: Buenísimo! Alei, muchas gracias por darnos la oportunidad de conocerla un poco más a fondo.
AO: De nada, Maritza. Gracias a usted por venir hoy hasta acá. Le agradezco.